lunes, 5 de abril de 2010

Mejorar el beneficio o por lo menos ... sobrevivir !. El necesario salto de la pyme a la economía digital.

Existe un divorcio claro entre lo que las tecnologías puedes hacer por las Pymes aportando soluciones de negocio que mejoren su competitividad y el grado de implantación de estas soluciones. Este rechazo a la inversión en tecnología es real en España y está afectando a nuestra economía, pues otros países están logrando que sus empresas sean más competitivas a través de la incorporación, digamos natural, de las tecnologías a los procesos productivos de empresas de cualquier tamaño. Y digo natural, ya que si la naturaleza de la empresa es ganar dinero, que mejor manera de hacerlo que incorporando herramientas que nos ayuden a reducir costes y producir mejor. Sin embargo, el Foro Económico Mundial considera que España está en el puesto 34 del mundo, de 133 países estudiados, en lo que a desarrollo de las Tecnología de la Información se refiere, por detrás de Estonia, Chipre o Portugal.

Una de las razones que al parecer justifican este falta de inversión es el elevado coste de la puesta en marcha de estas soluciones tecnológicas. Bueno, está es la salida fácil para justificar nuestro retraso. Realmente la empresa afronta inversiones en activos fijos de cualquier naturaleza siempre que sean físicos (inmuebles, maquinaria, etc.) y sabe que tardará unos años en amortizarlos, pero se niegan a invertir en lo que no pueden tocar y siempre les parece muy caro. Sin embargo, la inversión en tecnología y en concreto las soluciones software, reportan siempre grandes beneficios a la empresa en productividad, con la única condición de que el personal esté preparado para su correcto uso. Además existen fuertes subvenciones para afrontar la inversión en la mayoría de los casos, por ejemplo, en Andalucía llegan hasta el 40%.

Realmente el principal escoyo que nos encontramos a la hora de poner en marcha una solución software a un cliente es que el personal tiene de media una formación baja en nuevas tecnologías, y aunque exista un promotor en la empresa dispuesto a optimizar el rendimiento de la empresa con la incorporación de nuevas tecnologías, se encuentra con la resistencia natural del resto del personal, desde directivos hasta los operarios que ofrecen una gran resistencia al cambio, bien por miedo, por comodidad, por desconocimiento o por la tan recurrente "falta de tiempo".

Afortunadamente (casi) todos los empresarios sabemos usar el ordenador para entrar a Internet, o al menos existe alguien en la empresa que les soluciona la papeleta para hacer gestiones a través de banca electrónica o leer el correo electrónico pues no se aclaran con esto de los ordenadores (muy a mi pesar conozco a varios aún en esta situación). La velocidad con la que Internet a entrado en nuestras empresas y en nuestros hogares como herramienta de consulta ha sido espectacular y se asume su uso con gran naturalidad, como si siempre hubiera estado con nosotros. Pero este uso de la tecnología, de Internet en este caso, es sólo la punta del iceberg de las ventajas que las TIC pueden aportar a nuestros negocios, luego no podemos o no debemos pensar que este uso generalizado del navegador es todo lo que nos aportan las TIC a nuestra productividad personal y corporativa.

Para que nuestras empresas sigan siendo rentables se está haciendo necesario pasar de un modelo económico tradicional en el que la productividad tiene un papel secundario a un modelo de "economía digital" a través de la incorporación de todos las herramientas y soluciones tecnológicas que permiten la automatización de procesos internos, la reducción de costes de aprovisionamiento y el incremento de las ventas o al menos la reducción del coste de las mismas.

Y este cambio va a ser necesario ya que las demás empresas si incorporan la tecnología, y por tanto reducen sus costes y son así capaces de poner sus productos y servicios en el mercado a precios más competitivios y/o aportando mayores valores añadidos a los mismos. Y esto nos deja fuera del mercado, ya sabe "adaptarse o morir".

Por tanto, deberíamos preocuparnos por formar a nuestros recursos humanos para que busquen siempre la mayor productividad en sus competencias y no conformarnos con que las cosas se hagan como siempre sin plantearnos si podemos mejorar en algún sentido.  Y en este punto, lo primero que notaremos es que perdemos mucho tiempo cada día en realizar tareas que se pueden automatizar, simplificar o mejorar con formación, sistemas de calidad y herramientas tecnológicas.

Por favor, piense en ello y se dará cuenta de que la inversión que haga en tecnología y formación tiene un retorno de la inversión en un plazo de tiempo muy corto y sin embargo aportan mucho a su empresa. Y sin embargo, seguimos a la cola en inversión y uso de la tecnología cuando nos medimos con el resto de países.

Algunas preguntas auto-reflexivas para usted y su empresa:
¿Podemos ser más competitivos? ¿Hasta cuando podrá nuestra empresa permitirse seguir siendo menos competitiva? ¿Qué pasos ha dado la competencia para ser más competitiva? ¿Están haciendo las cosas de forma distinta? ¿Qué puedo automatizar o simplificar? ¿Hay cosas que se que están obsoletas pero no abordamos su mejora? ¿Estoy enseñando mis productos en Internet? ¿Podría vender mis productos usando Internet? ¿Dispongo de información precisa sobre la producción de mi empresa? ¿Puedo reducir el tiempo que tardo en servir los pedidos? ¿Lo puedo hacer a un menor coste? ¿Puedo fidelizar más a mis clientes? ¿Les puedo vender más? ¿Puedo darles mejor servicio? ¿Con quién cuento en la empresa para acometer las mejoras que estoy pensando? ¿Qué formación necesitaremos?